Zunay Y La Tierra (ePub)

una real felicidad mi experiencia de vivir más de 12 años sin techo en la calle, aplazando la decisión de comprarme un cuarto por la de destinar todos mis recursos a la compra de libros que necesitaba para enriquecer mi acervo cultural, que es mi mayor fortuna lo que me ha permitido redactar más de 30 poesías infantiles y prosas románticas. La mayor parte del tiempo me la paso leyendo o jugando ajedrez. No fumo ni tomo pues todas mis energías se las dedico a al estudio del mejoramiento humano.
José Miguel sabio Amores

Mi nombre es: Carlos Ortega Pinera
Hijo de Justo Ortega Hernández y Caridad Pinera Silveira.
Nací el 15 de marzo de 1965 en Cuba en el reparto Miraflores, municipio boyeros Ciudad de la Habana. Desde los 5 años junto con mi familia nos mudamos para Guanabo, municipio Playas del Este, Ciudad Habana, junto con mis tres hermanos. Aquí he pasado la mayoría de mi vida, mis padres siempre fueron altos funcionarios del gobierno comunista, por lo que mi educación fue extremadamente materialista.
A los 24 años cuando estudiaba en la Universidad de la Habana la carrera de matemática pura rompí con el férreo adoctrinamiento cultural lo que me ocasionó ir a la cárcel y la expulsión de la alta casa de estudio. Luego de mi excarcelación la vida se me convirtió en un asedio constante por la policía política cubana, por mis actividades en pos de cambiar la realidad de mi país. Pero el tanto batallar sin éxito me hizo reflexionar que algo no funcionaba, entonces en proceso de investigación, alrededor del mes de febrero del 2009, y resultó que se puso de manifiesto la máxima, de que: “cuando está listo el alumno aparece el maestro”. Fue cuando sin proponérmelo interactúe con mi coterráneo y maestro de metafísica José Miguel Sabio Amores; “El Sabio” como todos lo conocen en Guanabo, y después de 6 años de paciente enseñanza y meditación sobre las leyes universales, comprendí la relación de las materias estudiadas en mi universidad sobre las ecuaciones diferenciales y los principios herméticos así como la ley de tres y la de octava instruidas por el Sabio. Confieso que

Mi nombres es: José Miguel Sabio Amores

Hijo de: José Julio Sabio Rodríguez y Zenaida María Amores Morfee

Nací en Guanabo, el 30 de noviembre de 1952 La Habana Cuba, tengo una hija, una hermana y dos nietos. Fui a la escuela de monjas hasta los ocho años, luego a la escuela normal hasta terminar la primaria después continué en la secundaria pero no la continué para incorporarme al servicio militar que por suerte no lo llegué a pasar porque sobramos 29 de los miles que reclutaron. Más tarde ingresé en la escuela de salvavidas, cuando ofreció una convocatoria donde pude graduarme a los 20 años.
Por cosas del destino y trabajando ya como salvavidas, se me acercó un niño, el cual me repetía hasta el cansancio que le hiciera una poesía, que si no se la hacía no se iba, y así fue, tuve que plasmarle lo que tenía en la mente inspirado en una muchacha que conocí por aquel entonces y a partir de este incidente comencé a redactar, enamorándome de la poesía infantil. Después ingresé en un taller literario donde limé mi talento natural que poseía.
Me he casado tres veces oficialmente y una extraoficial, siendo esta cuarta vez la más importante para mi tanto en el plano romántico como espiritual porque ella pertenecía a un grupo espiritual que se denominaba “el cuarto camino.” Toda esta experiencia unido a mi interés por los secretos de la vida nace Zunay y la tierra y quedo engavetada por más de 13 años hasta hoy que con toda la paciencia del mundo, y conociendo la ley del ritmo que nos asegura que hay un tiempo para todo (Eclesiastés 3). Trabajé como salvavidas por 34 años luego el exceso de sol comenzó a dañarme la piel, pasando a trabajar como sereno de las oficinas de mi empresa; donde aprovechó el tiempo para leer, escribir y meditar.
Actualmente estoy divorciado y vivo solo en un cuarto rentado, con muchas limitaciones pero no me arrepiento, pues de no saber que la que la conciencia y la unidad es la única riqueza, ya que todo lo demás te da poder pero no una real felicidad mi experiencia de vivir más de 12 años sin techo en la calle, aplazando la decisión de comprarme un cuarto por la de destinar todos mis recursos a la compra de libros que necesitaba para enriquecer mi acervo cultural, que es mi mayor fortuna lo que me ha permitido redactar más de 30 poesías infantiles y prosas románticas. La mayor parte del tiempo me la paso leyendo o jugando ajedrez. No fumo ni tomo pues todas mis energías se las dedico a al estudio del mejoramiento humano.
José Miguel sabio Amores

Mi nombre es: Carlos Ortega Pinera
Hijo de Justo Ortega Hernández y Caridad Pinera Silveira.
Nací el 15 de marzo de 1965 en Cuba en el reparto Miraflores, municipio boyeros Ciudad de la Habana. Desde los 5 años junto con mi familia nos mudamos para Guanabo, municipio Playas del Este, Ciudad Habana, junto con mis tres hermanos. Aquí he pasado la mayoría de mi vida, mis padres siempre fueron altos funcionarios del gobierno comunista, por lo que mi educación fue extremadamente materialista.
A los 24 años cuando estudiaba en la Universidad de la Habana la carrera de matemática pura rompí con el férreo adoctrinamiento cultural lo que me ocasionó ir a la cárcel y la expulsión de la alta casa de estudio. Luego de mi excarcelación la vida se me convirtió en un asedio constante por la policía política cubana, por mis actividades en pos de cambiar la realidad de mi país. Pero el tanto batallar sin éxito me hizo reflexionar que algo no funcionaba, entonces en proceso de investigación, alrededor del mes de febrero del 2009, y resultó que se puso de manifiesto la máxima, de que: “cuando está listo el alumno aparece el maestro”. Fue cuando sin proponérmelo interactúe con mi coterráneo y maestro de metafísica José Miguel Sabio Amores; “El Sabio” como todos lo conocen en Guanabo, y después de 6 años de paciente enseñanza y meditación sobre las leyes universales, comprendí la relación de las materias estudiadas en mi universidad sobre las ecuaciones diferenciales y los principios herméticos así como la ley de tres y la de octava instruidas por el Sabio. Confieso que