Sexo de una noche (ePub)

Ambos sudábamos, bastante, y a pesar que no me agrada el sudor sobre mi cuerpo, él no se detuvo al ver disminuido mi sex appeal. No me dejó ir,  tal vez creía que me escaparía, que pondría alguna excusa para dejarlo ahí, muy entusiasmado, sin embargo, ¿cómo podría hacerlo si me encantaba? Me pregunté si ya lo habría notado.  

Se detuvo un poco cuando la música disminuyó su ritmo, y empezó a mover sus caderas delante de las mías exactamente en el momento que una canción de Bob Marley entró a escena.  Él estaba encendido y eso me  encendió a mí. Ya estábamos contoneándonos bastante cerca, pero me atrajo aún más,  estrechando mi pecho contra él, sus manos sobre mi espalda empujaban con cierto dominio. No me agradaba ser dominada pero lo hacía de una manera muy sutil;  y yo no le decía nada. ¡¿Qué me pasaba?!  Creo que lo necesitaba, me hacía falta contacto, a pesar de llevar sólo un mes sin novio, se sentía tan bien, esa noche no necesitaba otra cosa más que olvidarme de todo y de todos.

Su cuerpo presionándose contra mí, lograba provocar mucho placer, ese placer que sólo sientes en el estómago. Coloqué mi brazo detrás de su cuello y rodeándolo, me perdí en un leve sueño recargada en su rostro  por unos instantes, tal vez sólo estaba cansada, aunque no lo creo.  Abrí los ojos  y miré a toda la gente alrededor nuestro, preferí volver a cerrarlos para enfocarme en nuestro mundo, en nuestra realidad donde yo sentía abrigo y placer y seducción. Pegué más mi pecho contra él, no para provocarlo, sino para sentirme más cerca, más conectados. No era sólo su cuerpo que se sentía bien, era como me sentía con él allí, en la pista de baile.

Yo sé que ya no era tan joven como para hacer tantas tonterías como quinceañera pero tenía ganas de soñar, sentir, tocar. Mi aventura empezaría esa noche, una que nunca olvidaría.

Algo había en su interior, tal vez por eso me llevó con tanta facilidad, aunque no se lo demostré, pero ya me había ganado desde el baile.